Mi viaje favorito…Egipto
«Ahora me molesta viajar por los controles de todo tipo. El turismo ha apartado al viajero»
Matilde Muro, presidenta de la Unión de Bibliófilos Extremeños
Escritora y amante de los libros, es una viajera a la vieja usanza: turista, jamás. De hecho, viaja menos al no sentirse libre para conocer y curiosear como desea
CELIA HERRERAViernes, 23 agosto 2019, 14:05
-¿Cuál ha sido su viaje favorito? ¿Cuándo lo hizo?
-Hace más de 40 años. A Egipto. Me habían dicho que no viajara a Egipto sin haber conocido otras partes del mundo. No hice caso, y es verdad que el Egipto de entonces me marcó para siempre. A lo largo de los años he vuelto a El Cairo. Me he encerrado en su museo y he pasado allí días enteros sin cansarme. Llegué a conseguir que me conocieran los vigilantes y me dejaban que abriera y cerrara vitrinas. Antes se podía viajar y disfrutar. Ahora es imposible.
-¿Volvería allí o es de las que siempre buscan destinos nuevos?
-Siempre volvería a Egipto. Incluso ahora que dicen que es peligroso por el radicalismo de los fundamentalistas religiosos. Yo iría sin dudarlo. Me encantaría poder volver al museo antiguo, aunque dicen que el nuevo es espectacular.
-¿A quién se lo recomendaría?
-A cualquiera que busque historia, sorprenderse, emocionarse y no entender qué está pasando a su alrededor. Lo del mundo árabe me fascina y aunque Egipto es una dictadura feroz, se sobrepone para mí la historia que alberga a la forma de gobierno militar-religioso actual. Siempre me ha molestado el trato que las mujeres recibimos en esos mundos, pero si me pongo exquisita, no hubiera salido de casa.
-¿A dónde le gustaría ir?
-Sueño con viajar por Europa conduciendo. Mi sueño es tener una furgoneta y recorrer Europa despacito. Lo de la furgoneta es porque resulta más cómodo para ir comprando y vendiendo por mercadillos y autofinanciarte el viaje. Llevar libros, vender, comprar, buscar antigüedades, llevar a mis perros y a los amigos que quieran acompañarme. Viajar despacio y sin avión, porque me incomoda mucho el registro de los aeropuertos. Me encantaría conocer Europa así.
-¿Cuál es el sitio que más le ha impresionado?
-El Taj Mahal lleno de gente hindú paseando, haciéndose fotos, divirtiéndose, emocionados ante la presencia de ese edificio que emerge de las aguas del río Yamuna como por arte de magia. Esa gente de todas las edades prometiéndose amor eterno. Los jardineros recortando el césped de los jardines con tijeras pequeñas para no dañarlo. Las hermosas palmeras Cicas Revolutas de más de 200 años de edad, que nunca había visto tan abundantes y bien cuidadas… Me encantó.
-¿Cuántos viajes suele hacer al año?
-Antes muchísimos. Ahora hace mucho que no viajo. Antes era una locura. Ahora me molesta viajar por los controles de todo tipo. No se pueden hacer fotos, no se puede llevar maletones, no se puede cargar, no se puede entrar sin entradas, no se puede, no se puede, no se puede. El turismo ha apartado al viajero. No he sido turista casi nunca. Solo he viajado para conocer, y ahora no es fácil.
-¿Cuál es el lugar más raro que ha visitado?
-El parque de orquídeas salvajes de Tipi, en India. Es alucinante. No entiendo nada de orquídeas, pero ese espectáculo de flores que parecían carnívoras, o insectos, o dinosaurios, con unos colores indescriptibles, por cientos de miles, cuidadas por un yogui que se pasaba el día meditando. Es de las cosas que nunca olvidaré por raro.
-¿Qué tipo de viajera es? ¿De las que planifica o de las que va a la aventura?
-No viajo en grupos organizados. Hay que planear antes de salir y, una vez llegada al destino, buscas con sentido común. Preparo mucho los viajes antes de salir. Antes leo todo lo que puedo, y una vez llegada al sitio, recorro a pie si puede ser el itinerario que me he marcado mentalmente, pero siempre, siempre, hay sorpresas que transforman el viaje en aventura.
-¿Y suele mirar comentarios sobre hoteles, restaurantes o destinos antes de reservar?
-No porque no me los creo. He tenido experiencias estupendas en hoteles a los que un cliente ha querido arruinar porque no le gustaba el punto de las tostadas del desayuno. Lo mismo te digo de cualquier restaurante. Yo voy, y si no me gusta, con no volver es suficiente. Mi gusto no tiene por qué ser el de toda la humanidad.
-¿Qué tipo de viaje prefiere: los activos o los de relax?
-Siempre activos. No me gusta estar parada. Adoro los museos y pasear por las calles sin sentarme. Vivo en la ciudad más relajada y bonita del mundo, que es Trujillo. Si decido salir de mi pequeño paraíso es para adentrarme en la locura de un viaje que me satisface por otras cosas. No paro un minuto.
-¿Mar, montaña o ciudad?
-Ciudad siempre. El mar no me gusta. Hace ruido constante y cansino. La montaña cansa porque siempre tienden a que la subas y agota, y la ciudad me fascina. Me encanta sentarme en cualquier lugar e imaginar la vida de los que allí pasan. Ahora no te puedes parar, porque te arrollan los miles de turistas, pero si haces como que vas a entrar en una cadena de tiendas de ropa y te quedas a la puerta a imaginar lo que van a buscar todas esas gentes sin dinero, pero con la ilusión de cambiar el vestuario, flipas.
-¿Low cost o lujo?
-No puedo pagar lujo. Siempre hasta donde puedo llegar. Pero si pudiera viajaría con mucho lujo de hotel y pateo de calle. Donde esté un hotelazo con ducha de masaje, cama perfecta de sábanas de algodón blanco y desayuno de buffet, que se quite la miseria. Lo demás, me importa poco.
-¿Qué lugar visitó y quiso quedarse a vivir en él?
-Costa Rica. Nunca hubiera creído que existiría una naturaleza semejante. Lo de las playas de Caribe me parecía que eran exageraciones de viajeros ingleses, pero ¡madre mía qué espectáculo! El problema es que echaba de menos Trujillo. Pero me hubiera quedado a vivir allí.
-¿Qué viaje le ha defraudado y no recomendaría nunca?
-Te vas a asombrar, pero Praga. Está invadido por el turismo y es desagradable para hacer una visita tranquila. Praga es el ejemplo de lo que el turismo a borbotones puede producir en un lugar que es curioso.
-¿Es la gastronomía una parte importante de su viaje?
-No. Como de todo y me encantan los bocadillos. No hago turismo gastronómico. Sentarme a comer en un restaurante mientras viajo me parece una pérdida de tiempo.
-¿Qué plato recuerda de su viaje favorito?
-Pollo a la mantequilla en el hotel Imperial de Delhi. Mi viaje favorito fue ir a Delhi con mi hermana a recoger a mi hija adoptada. Fuimos al hotel Imperial a que la niña y mi hermana lo conocieran, y ese día me pusieron un pollo a la mantequilla que no puedo olvidar. Lo he comido en Madrid parecido, pero no eran las circunstancias de Delhi.
-¿Es de las que se atreve a probar de todo?
-Sí, de todo. Lo he pagado porque me he puesto malísima en muchos viajes, pero como me encanta comer y disfruto de la comida, no le pongo muchos reparos a nada.
-¿Le gusta hacer fotos de sus viajes? ¿Le gusta compartirlas en las redes sociales?
-Me encanta hacer fotos. Tengo miles y miles y más miles. No comparto casi nada en redes sociales. No me da tiempo. No me gusta que me las hagan a mí y siempre soy yo la que las hace.
-¿Qué es lo que no falta nunca en su maleta?
-Tapones para los oídos. No soporto los ruidos. Llevo siempre también libros, un cuaderno donde anoto y pego todo lo que se me pone a mano y mis acuarelas.
-Y en la vuelta ¿es de las que siempre necesita más espacio por las cosas que ha comprado?
-Voy con lo puesto y vuelvo con doble facturación. Compro sin parar. Me gusta todo. Compro cosas de difícil transporte, y por eso tengo que comprar siempre maletas o buscar la oficina de correos más próxima de la ciudad en la que esté y mandar las compras en lugar de facturar en avión o cargar como equipaje.
-¿Qué es lo que llevará seguro en su próximo viaje?
-Los tapones para los oídos, cuadernos para acuarelas y reflejar el viaje y mata mosquitos. El libro tampoco va a faltar.
PERFIL
Matilde MuroCrítica y escritora, preside en la actualidad la Unión de Bibliófilos Extremeños. Funcionaria del Estado durante 47 años, vive en Trujillo.